EL
MUNDO
22 octubre
2021
¿Puede
una copa hacer que te salgan más arrugas?
Marta Sotillo
El consumo de alcohol es el tercer
factor que más envejece nuestro aspecto, después de los rayos del sol y
factores externos como la contaminación. Los expertos nos cuentan las huellas
delatoras que deja en la piel.
La sabiduría popular es muy sabia, valga la redundancia.
"Noches alegres, mañanas tristes" o, "quién va de romería se
arrepiente al otro día" son dichos que describen muy bien cómo termina una
juerga donde el alcohol campa a sus anchas.
¿Quién no se ha levantado un sábado o domingo, tras haber
tomado unas copillas, con dolor de cabeza, malestar o un hambre voraz? ¿Quién
no se ha 'desayunado' un ibuprofeno o analgésico similar para paliar las
'diversiones nocturnas'?
Mirarse al espejo en las mañanas tristes tampoco ayuda a
relajar el malestar corporal. La lista de huellas que deja la resaca de alcohol
en la piel tiene su aquel: ojeras marcadas, piel grisácea, rojeces exaltadas,
cara-cartón - ¡deshidratadísima!-.
Porque si el alcohol puede darnos noches -o días- alegres,
también trae consigo mañanitas antiésteticas...
Efectos del alcohol en la piel: ¿más arrugas?
Ante todo, dejaremos claro que hacemos un llamamiento al
consumo responsable de alcohol, como recomiendan todos los expertos. Y aclararemos,
de paso, que una copa de vino o cerveza, o un gin-tonic esporádico, no tienen
los mismos efectos sobre la piel, ni sobre todo el organismo, que un festival
alcohólico.
Pero la cosa es que los expertos consultados, médicos y
esteticistas, coinciden en que incluso una copita de vino podría dejar signos
acusatorios en el rostro, aunque sean transitorios (como lo es el dolor de
cabeza...), mientras que si se bebe en mayor cantidad, estos se cronifican.
Ahí queda como ejemplo el que ofrece la doctora Natalia
Jiménez (del Grupo Pedro Jaén), quien recuerda el caso de estudio realizado en
dos gemelos donde el consumo excesivo de alcohol en uno de ellos le hacía
parecer nítidamente mayor frente al otro.
Esto encuentra su explicación, en palabras de Jiménez, en
que el alcohol genera radicales libres (lo que se llama oxidación), tóxicos
para las células que hacen que el colágeno se degrade antes, lo que conlleva
una aparición temprana de arrugas y flacidez.
Incluso en un consumo moderado, de una bebida alcohólica
diaria aproximadamente, "el nivel de oxígeno en sangre disminuye de tal
manera que se acentúan las arrugas, las patas de gallo, el rictus...",
comenta la esteticista Carmen Navarro (con centros en varias ciudades de
España).
Deshidratación y rojeces, huellas del alcohol en la piel
Sumamos a este efecto otro, el evidente e inmediato, el del
enrojecimiento de la cara. Esas rojeces que suben a las mejillas de manera
evidente tras un par de copas no hacen sino atestiguar "el efecto
vasodilatador que tiene el alcohol en el organismo y, por tanto, también en la
piel", explica el doctor José Luis Ramírez Bellver (de Clínica
Dermatológica Internacional). Estas rojeces transitorias afectan a mejillas,
por supuesto, y nariz, mentón... Y se pueden volver crónicas si el consumo no
es moderado.
Y sí, la cara-cartón, o papiro, seca, gris, apagada, y los
ojos hundidos en profundas ojeras, no son solo culpa de la falta de sueño de
una mañana post-jolgorio, sino que se deben al alcohol también, que es un
"ladrón de agua", como señala con el dedo Carmen Navarro.
"Para metabolizar el alcohol necesitamos altas
cantidades de agua que el organismo también busca en nuestra piel, por no
hablar de su efecto diurético, que ralentiza la capacidad de
rehidratación", aclara Navarro.
Problemas que se agravan
Algunas enfermedades dermatológicas, como por ejemplo la
dermatitis seborreica, que lleva a tener caspa en el cuero cabelludo y
descamación en ciertas zonas de la piel empeoran con el consumo de alcohol.
Y lo mismo ocurre con la rosácea, "patología en la que
ya suele haber una rojez y dilatación vascular de base, por lo que no es de
extrañar que empeore al añadir alcohol a la ecuación", según resalta
Ramírez Bellver.
Ambos problemas tienen tratamientos que controlan y mejoran
los síntomas, pero ¡ay!, el alcohol los exacerba, por lo que necesitan de
especial atención.
Dime qué bebes... o me lo dirá tu piel
Si una cervecita se nota tanto en la cara como un gin-tonic
es algo que cabe plantearse. A pesar de que la doctora Jiménez subraya que no
existen evidencias científicas al respecto, sí parece claro que a mayor
graduación de la bebida alcohólica, más acusados serán los efectos en la piel.
De hecho, confirma Ramírez Bellver que las rojeces debidas a
la vasodilatación son raras en si bebes una cerveza, y más comunes si se toma
vino o destilados.
Y la edad también es un grado, y en este caso no para bien.
"Cuando somos jóvenes, metabolizamos tres copas de alcohol en unas cinco
horas. Llegados a los 40 años, este proceso necesita días", explica la
médica estética María José Burgués. Y ahí lo tenemos: esa resaca que se hace
cada vez 'más eterna' según cumplimos años, se vuelve realidad en la piel.
Porque durante esta fase de metabolización, nuestra piel
pasa por períodos deshidratación y glicación, que es como si el alcohol se
caramelizara o cristalizara, produciendo un declive de colágeno y elastina y
"una cascada brusca de envejecimiento", señala Burgos.
Cómo se consigue una piel libre de rastros de alcohol
SI para el dolor de cabeza tenemos los analgésicos, para
reparar los estragos de una noche o cuidar la piel en casos de consumo
moderado, no hay que olvidarse en ningún caso de "hidratar, nutrir y
proteger", recuerda Carmen Navarro.
También es aconsejable realizar curas calmantes y aportar
vitamina C y/u otros antioxidantes, además de ácido hialurónico, por
hidratante, en los cuidados cosméticos diarios.
El retinol, un derivado de la vitamina A -que el alcohol
también le 'roba' a la piel- y alfahidroxiácidos, que
la renuevan, son activos que tampoco hay que rechazar en las rutinas
cosméticas, apunta Natalia Jiménez.
Sobre todo, lo que habría que hacer es no beber o controlar
mucho el consumo de bebidas alcohólicas.
Pero, a pesar de sus efectos negativos a nivel cutáneo y del
resto del organismo, el doctor Ricardo Ruiz, dermatólogo y director de Clínica
Dermatológica Internacional, deja la siguiente frase en su libro 'Lo que tu
piel dice de ti': "Esto dice un amigo mío al respecto: 'Cualquier
sensación de felicidad que no proceda del vino es ficticia'. Eso también hay
que tenerlo en cuenta...".